Dependiendo de la afección o lesión, del tiempo de la misma y su evolución, los pacientes suelen experimentar los siguientes beneficios:
Control sobre el manejo del dolor.
Esta terapia representa una excelente alternativa para quienes padecen dolor crónico y se mantienen bajo la toma de medicamentos calmantes. Es no invasiva, no crea adicción, no tóxica y mejora la calidad de vida del paciente.
Prevención de la atrofia muscular.
Cuando un músculo es inmovilizado a consecuencia de alguna enfermedad o lesión, esta situación puede desencadenar en una atrofia muscular. La atrofia conlleva a la rigidez, dolor y desgaste de la musculatura. Mediante la electroterapia y su técnica de Estimulación Muscular Eléctrica (EMS) se estimula la contracción de los músculos. Y a través de la técnica de Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutanea (TENS) se logra la disminución del dolor vinculado a la atrofia.
Efecto sanador a través de la circulación sanguínea
el aumento en la circulación del flujo sanguíneo crea un efecto regenerador y sanador en el organismo. La sangre oxigenada transporta mayores nutrientes a las células beneficiando la regeneración de los tejidos dañados, y por ende se incrementa la capacidad orgánica en la curación de heridas. Mediante una buena circulación se eliminan las perjudiciales toxinas, estimulando el funcionamiento de un cuerpo más saludable.
Reducción del dolor de tipo nervioso.
Para los pacientes que sufren dolor de origen nervioso como hormigueo, ardor en brazos y piernas, entumecimiento, dolor en todo el cuerpo, se aplica la técnica de Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutanea (TENS). Mediante la terapia TENS se envían pulsaciones eléctricas de baja intensidad y baja frecuencia que inducen un efecto de analgesia en el cuerpo.
Efecto relajante.
La electroterapia incide en la producción de endorfinas y en la estimulación de la relajación muscular.